Si mi vida fuera un libro estaría ilustrado

21 Jul 2022

Me he dado cuenta de que me gusta recolectar historias y guardarlas. 

¿Alguna vez te has dado cuenta de que estás viviendo un momento especial justo cuando está sucediendo? A mí me pasa seguido y es entonces cuando escucho esta frase en mi cabeza: “Estos son días que vas a extrañar”.

Podríamos asumir que son eventos “importantes” como cumpleaños, graduaciones o bodas, pero las historias que más me gustan son las que ocurren el fin de semana cuando salgo en bicicleta, cuando veo películas con mis amigos e incluso durante el camino que tomo para llegar a la oficina.  

No sé si es la edad o el pesimismo pero me he dado cuenta de lo temporal que es la existencia de un individuo y lo rápido que pasa. Solía sentirme nostálgica sobre el tema, hasta que descubrí la manera de que mis historias, no sólo permanezcan, sino que también conecten con el camino que están recorriendo otras personas a mi alrededor.

La manera en que guardo lo que me pasa para compartirlo es por medio de la ilustración.

Aunque mi formación profesional es como publicista, encontré en el dibujo un refugio y un aliado, siendo para mí la mejor herramienta con la que puedo plasmar libremente lo que siento y experimentar en estilos. 

En una ocasión me dijeron “Qué padre qué haces dibujitos, pero eso no es lo que estudiaste” dando a entender que debía dedicar mi tiempo a otra cosa. Hoy soy ilustradora, pero no estoy aquí para dar cátedra sobre ilustración ni hablar sobre tecnicismos, simplemente me gustaría decirle a quienes están interesados en este mundo, que contar historias a través del arte siempre es valioso, sin importar cuantas personas lo vean o cuantos likes reciban. 

La ilustración me ha ayudado a crear conexión.

Primero conmigo misma cuando no tengo palabras para expresar lo que siento, y después con los lugares que he visitado, desde un pequeño café hasta una playa al otro lado del mundo, y por último con lo que me ha sucedido estando ahí. 

También he conectado con las personas a mi alrededor, desde amigos y familia a quiénes demuestro cariño con ilustraciones, hasta personas nuevas que me han conocido por mi trabajo y piensan similar a mí.

No es un camino perfecto, especialmente si consideramos que en nuestro país ser ilustrador no es una de las profesiones más reconocidas. Además habrá bloqueos creativos, frustración al no encontrar un estilo o querer cambiarlo y momentos donde no sabrás si estás haciéndolo bien. Pero también es un camino de mucho aprendizaje y crecimiento, tanto en lo profesional como en lo personal, que vale totalmente la pena.

Tengo 26 años, me gusta abrazar a mi gata y bailar sin música, jugar un partido de futbolito a mitad del día y subirme a los columpios. Me gustan las historias que estoy viviendo y mi vida está lejos de ser perfecta, pero la ilustración me ayuda a hacerla más bonita.

Lupita Owo
Designer

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