Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy cercana…

Dicen que cada cabeza es un mundo, pero a veces pienso en la mía como una galaxia.

Las estrellas más lejanas, son todos aquellos recuerdos que apenas brillan porque estoy a punto de olvidarlos. Mientras que, las más cercanas y centelleantes son todos mis pensamientos recurrentes, los momentos que disfruto y los que me hacen ser quien soy.

En ocasiones, tener una galaxia en la cabeza puede ser abrumador, como en este momento, que intento escribir mi primera entrada de blog para Happy (la primera de muchas, espero) y tengo tantos astros de los que quisiera hablar.

En la galaxia que es mi mente, suelo ver mis problemas como planetas y hasta hace apenas unos meses, el de mayor tamaño y que ocupaba casi todos mis pensamientos tenía un aspecto aterrador, podríamos llamarlo la incertidumbre.

La incertidumbre comenzó a crecer en la oscuridad casi desde el momento en que terminé la universidad; ya no era estudiante, pero tampoco tenía un trabajo fijo y me sentía desolada, teniendo como únicos compañeros, habitantes de mi planeta, a una serie de cuestionamientos en mis habilidades, en mi valor y un temor profundo por la posibilidad de no cumplir las metas con las que siempre había soñado.

Cuando la paz en mi galaxia se vio amenazada y sin ningún poder extraordinario para defenderla, entendí que ese problema no tenía que ser mi todo y la fuerza para enfrentarme a él siempre estuvo en mí. Fue cuando decidí que el miedo nunca más me iba a detener y por el contrario, sería mi impulso. Cuando dejé de ver lo incierto como un disuasor y comencé a tomarlo como una oportunidad.

Quizá todavía soy muy joven e idealista, pero me gusta pensar que esta forma de ver la vida me puede llevar a experimentar un universo de posibilidades que antes el miedo me impedía ver.

Hoy mi galaxia está en paz y tiene una nueva constelación habitada por Happy Humans de los que sigo aprendiendo todos los días. Y como todos, sigo temiendo lo que pueda deparar el futuro, pero al mismo tiempo, me emociona y no puedo esperar para descubrir hasta dónde puedo llegar.